REFLEXION:"LA SINCERIDAD"

La Sinceridad

Es la virtud de decir siempre la verdad. La verdad como rectitud de la acción y de la palabra humana tiene por nombre veracidad, sinceridad o franqueza. La verdad o veracidad es la virtud que consiste en mostrarse veraz en los propios actos y en decir la verdad en sus palabras, evitando la duplicidad, la simulación y la hipocresía .

La mentira consiste en decir algo falso con intención de engañar al prójimo, que tiene derecho a la verdad .


Cuando se miente públicamente, la mentira tiene una gravedad particular. Cuando se miente hablando bajo juramento, se llama perjurio. Usar los medios de comunicación social para difundir mentiras a nivel general es algo especialmente grave.
Y no olvidemos que las medias verdades, como decía san Agustín, son mentiras enteras. Y esto se puede hacer, exagerando la realidad y aumentando o disminuyendo los defectos o las virtudes de las personas o cosas. Cuando se miente, diciendo algo contra el honor de las personas, es ya una calumnia.

En la vida real, hay mucha gente que miente para quedar bien, para evitar problemas o para conseguir beneficios. Hay quienes prometen algo que después no están dispuestos a cumplir, y estas falsas promesas también son mentiras. Además, la mentira lleva a otros vicios como la falta de honradez, o de fidelidad, lo cual es, especialmente grave, con relación al compromiso religioso, sacerdotal o matrimonial, que debe ser de por vida.

Por otra parte, el camino de la mentira nunca lleva a Dios y, si uno quiere amar a Dios, debe decir siempre la verdad, aunque le cueste graves sufrimientos o aun la vida. Un hombre sincero es un hombre luminoso. La verdad es luz y la mentira es oscuridad del alma.

A la luz de la Biblia:

"Mis razones declararán la rectitud de mi corazón, y lo que saben mis labios, lo hablarán con sinceridad (Job 33:3)

Sinceridad, a final de cuentas, es revelar con palabras y obras lo que hay en el corazón.


Efesios 4:25-32 :


"Por lo tanto, dejando la mentira, hable cada uno a su prójimo con la verdad, porque todos somos miembros de un mismo cuerpo. «Si se enojan, no pequen.» El que robaba, que no robe más, sino que trabaje honradamente con las manos para tener qué compartir con los necesitados.
Eviten toda conversación obscena. Por el contrario, que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes escuchan. No agravien al Espíritu Santo de Dios, con el cual fueron sellados para el día de la redención. Abandonen toda amargura, ira y enojo, gritos y calumnias, y toda forma de malicia. Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo. "


Amèn





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