Entradas

Mostrando entradas de noviembre, 2013

133.-COMO DIOS CONTESTA LAS ORACIONES-2-

El Propósito de las Oraciones.   Hay un propósito divino en la oración, y es muy importante que tengamos esto en cuenta si vamos a entender por qué algunas oraciones quedan sin repuesta.  Dios no diseñó la oración como un medio que utilizaría para discernir como se deben manejar los asuntos aquí en la tierra.  Él no recurre a nosotros para decirle lo que debe hacer. Tiene sus propios planes y propósitos fijos, y si esperamos recibir la riqueza de su bendición es esencial que nuestras oraciones estén en armonía con ellos.  Para usar el lenguaje de Santiago, pedimos “mal” cada vez que presentamos una solicitud a Dios para bendiciones que no ha propuesto a darnos. En las Escrituras se enumeran varios tipos de oración.   Lo principal entre éstos son las oraciones de acción de gracias.  Indudablemente, Dios está feliz cuando sus criaturas lo reconocen como la fuente de sus bendiciones, y debido a esto levantan sus corazones y voces a él en acción de gracias. Luego están las oraciones

132.-MEDITACIÒN: COMO DIOS CONTESTA LAS ORACIONES-1-

¿Cómo podemos estar seguros de que Dios contestará nuestras oraciones? No basta con sólo afirmar nuestra fe en la oración. Miles de madres, por ejemplo, han creído en la oración y han pedido que Dios proteja a sus hijos en el campo de batalla, pero al final sólo recibieron un mensaje de que éstos habían muerto. Tampoco la afirmación de nuestra fe en la oración explica por qué, cuando una nación entera ora por la paz, a menudo se encuentra atrapada en un remolino de guerra. Por otra parte, hay miles de personas que están dispuestas a declarar que Dios ha contestado sus oraciones por la seguridad de sus hijos.  Otros miles testificarán acerca de la maravillosa manera en la cual Dios les ha otorgado otras bendiciones especiales por las cuales han pedido. Por lo tanto, sobre la base de la experiencia por sí sola, puede parecer que Dios contesta las oraciones de algunos, pero no las oraciones de otros. Sin embargo, esto no está de acuerdo con lo que nos dicen las Escrituras acerca d

MEDITACIÒN : Amado Jesucristo, mi Señor, yo también quiero conocerte personalmente.

    “Habiendo entrado Jesùs en Jericó, iba pasando por la ciudad. Había un   varòn   llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Procuraba ver quién era Jesús, pero no podía a causa de lamultitud, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un árbol   sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: « Zaqueo, baja pronto; porque   hoy es necesario que   pose yo en tu casa.» Se apresuró a bajar y le recibió con alegría. Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador.» Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo.» Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, Porque  

REFLEXIO: Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?

“¿Què pues diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién     contra nosotros? El que no nos escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no va a estar dispuesto a dárnoslo todo, junto con su Hijo? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Si Dios mismo es quien los perdona, ¿quién será el que los condene? ¿Acaso Jesucristo, que murió, resucitó y está a la diestra de Dios para interceder por nosotros? ¿Quièn   nos separarà del amor   de Cristo? ¿Las tribulaciones? ¿Las angustias? ¿La persecución? ¿El hambre? ¿La desnudez? ¿El peligro? ¿La espada?  Ciertamente de todo esto salimos más que victoriosos, gracias a aquel que nos ha amado; pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni el presente ni el futuro, ni los poderes de este mundo, ni lo alto ni lo bajo, ni creatura alguna podrá separarnos del amor deDios, que es   en Cristo Jesús Señor nuestro. “(Rom 8,31-35.37-39) Los especialistas consideran que la Carta