"LA PAZ EN EL ESPIRITU."--Colaboraciòn

LA PAZ EN EL ESPIRITU.

Dr. ARTURO FLORES SALAZAR(CONFESA)

14 Mayo 2011

“Pon tu mano aquí,” dijo el mártir a su verdugo, cuando fue llevado a la hoguera, pon tu mano aquí, y ahora pon tu mano en tu propio corazón, y siente cuál late más fuertemente, y cuál es el más turbado.” Extrañamente el verdugo fue sacudido de asombro, cuando descubrió que el cristiano estaba tan calmado como si fuera a una fiesta de bodas, mientras que él mismo estaba poseído de una tremenda agitación por tener que desempeñar una obra tan desesperada.

¿Ven a ese hombre? Él ha sido llevado a un tribunal; ha sido condenado a muerte. La hora se acerca: es llevado a prisión, y colocado allí con dos soldados para que lo vigilen, y cuatro grupos de cuatro soldados delante de la puerta.

La noche se avecina: él se acuesta, ¡pero en qué posición tan incómoda! ¡Encadenado en medio de dos soldados! Él se acuesta y se duerme. No se trata del sueño del criminal culpable, cuyo simple sentido de terror hace pesados sus párpados; sino un sueño calmo dado por Dios, que finaliza en una visión angélica mediante la cual él es liberado.

El duerme, a pesar de que la sentencia de muerte está sobre su cabeza,

Y la espada está presta para penetrar en su alma.

Paz, definición (Del lat. pax, pacis).

1. Situación y relación mutua de quienes no están en guerra.

2. Pública tranquilidad y quietud de los Estados, en contraposición a la guerra o a la turbulencia.

3. Tratado o convenio que se concuerda entre los gobernantes para poner fin a una guerra. 4. Sosiego y buena correspondencia de unas personas con otras, especialmente en las familias, en contraposición a las disensiones, riñas y pleitos.

5. Reconciliación, vuelta a la amistad o a la concordia.

6. Virtud que pone en el ánimo tranquilidad y sosiego, opuestos a la turbación y las pasiones.

7. Salutación que se hace dando un beso en el rostro.

Shalom

Shalom (שלום que se pronuncia Shaloum) es una palabra hebrea que significa «paz» o «bienestar». (Especialmente entre el hombre y Dios) como también a una paz interior, calma o tranquilidad de un individuo. Se utiliza también como fórmula de saludo, equivalente a "hola" o "adiós".

La raíz lingüística de shalom la podemos vincular con le-shalem, que significa «completar, retribuir, pagar, compensar». Por eso se puede decir que no es sólo la ausencia de conflicto o la desaparición de hostilidad, sino que “el shalom significa también un retorno al equilibrio, a la justicia y la igualdad integral.”

S ANIDAD
H UMILDAD
A
MOR
L IBERACION
O
B E D I E N C I A
M
ISERICORDIA

SHALOM DEL ARAMEO Y HEBREO SIGNIFICA: paz, integridad, calma, tranquilidad, un saludo, bienestar, completar, retribuir, pagar, compensar.

INTRODUCCIÓN.

La mayoría de las personas no tienen paz ni estabilidad interior. Viven tan dispersos en las cosas del mundo que confunden lo que tiene con lo que son. Yo puedo tener dinero, pero no soy dinero. Puedo tener ambiciones y deseos, pero no soy esas ambiciones, ni deseos. Cuando una persona confunde lo que es con lo que desea es cuando se empieza a perder la paz interior.

El stress de la vida diaria nos lleva a ser personas nerviosas, a vivir fuera de nosotros mismos, personas superficiales que siempre vamos buscando nuevas sensaciones, esto para la vida espiritual es lo más negativo que podemos tener.

Hay que ir a lo hondo de nosotros mismos. Cuando profundizo en mí mismo, es mi verdadero yo quien entra en contacto con el Dios verdadero. Si me muevo sólo en aspectos superficiales de mi personalidad no lograré nunca estar en contacto con el Señor.
Cuando yo entro en mí mismo, me encuentro con los demás desde la verdad de lo que realmente soy, y puedo descubrir al otro como ser humano.

Para la vida espiritual es fundamental mantener una actitud de sosiego, de serenidad y de quietud, en medio del mundo en el que vivimos, es difícil, dejar que el Espíritu de Dios haga su obra en nosotros. Lo más difícil al ser humano es ser obediente a la voluntad del padre, escucharlo, compenetrarse y permanecer en el.


“LA PAZ OS DEJO, MI PAZ OS DOY.”

JUAN 14:27.

Nuestro Señor estaba cerca de Su muerte, a punto de partir de este mundo, y de subir a Su Padre; hizo Su testamento; y este es el bendito legado que deja a los fieles: “La paz os dejo, mi paz os doy.”

Este testamento de nuestro Señor Jesucristo es válido. Ustedes. Ha sido firmado, sellado, y entregado en presencia de los once apóstoles, quienes son fieles y veraces testigos. Un testamento no entra en vigor mientras el testador viva, pero Jesucristo ha muerto una vez por todos; y ahora nadie puede disputar su legado. El testamento está en vigor, puesto que el testador ha muerto; Sin embargo a veces puede ocurrir que la voluntad de un testador sea desatendida; y él, impotente enterrado bajo tierra, es incapaz de levantarse y exigir que se cumpla su última voluntad.

Pero nuestro Señor Jesucristo que murió, y que por tanto hizo Su testamento válido, se levantó de nuevo, y ahora vive para ver que cada estipulación contenida en el testamento se cumpla; “La paz os dejo, mi paz os doy,” es aplicable a toda la simiente comprada con sangre. La paz es de ellos, y debe ser de ellos, porque Él murió y puso el testamento en vigor, y vive para supervisar que el testamento se cumpla.

El legado que nuestro Señor ha dejado aquí, es su Paz. una paz con todas las criaturas. Dios ha hecho una alianza de paz entre su pueblo y el universo entero. Rom8:28 Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito.

La paz que existe en medio del pueblo de Dios, la paz de cada quien hacia su hermano. Hay una paz de Dios que reina en nuestros corazones por medio de Jesucristo, por la cual estamos unidos con los lazos más estrechos de unidad y concordia con cada uno de los hijos de Dios, con quienes nos encontramos en nuestra peregrinación.

Nuestro Salvador se refiere aquí a la paz con Dios, y a la paz con nuestra propia conciencia. Primero hay paz con Dios, pues Él “nos reconcilió consigo mismo por Cristo;” Él ha derrumbado la pared que nos separaba de Dios, ahora hay “¡en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” Cuando el pecado es quitado, Dios no tiene motivos para la guerra contra Sus criaturas: Cristo ha quitado nuestro pecado, y por tanto hay una paz sustancial virtual establecida entre Dios y nuestras almas. Esta, sin embargo, puede existir sin que nosotros la entendamos claramente y sin que nos gocemos en ella.

Por tanto, Cristo nos ha dejado paz en la conciencia, en nuestro espíritu.

“La paz con Dios es el tratado; la paz en la conciencia es su publicación.”(Testimonio)

“La paz con Dios es la fuente, y la paz en la conciencia es el arroyo de cristal que nace de allí.” Hay una paz decretada en la corte de la justicia divina en el cielo; y de allí se sigue una consecuencia necesaria: tan pronto se conoce esa noticia, hay paz en la corte inferior del juicio humano, donde la conciencia se sienta en el trono para juzgarnos de conformidad a nuestras obras.

El legado de Cristo es la paz: una paz de amistad, de acuerdo, de amor, de unión eterna entre el elegido y Dios. Además es una paz de dulce gozo, de quieto descanso del entendimiento y la conciencia.

La conciencia refleja la complacencia de Dios. “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.”

I. PAZ, SU FUNDAMENTO SECRETO

La paz que goza el verdadero cristiano con Dios y con su conciencia tiene un sólido fundamento sobre el cual descansar. No está construida sobre una ficción placentera de su imaginación, sobre un sueño engañoso de su ignorancia; sino que está construida sobre hechos, sobre verdades positivas, sobre realidades esenciales; está fundada sobre una roca.

Y aunque caigan las lluvias no se derrumbará, porque su cimiento es seguro. Esto lo da la conciencia en el espíritu. Por esa luz de espíritu que nos ilumina nuestro camino.

Cuando un hombre tiene fe en la sangre de Cristo, no es sorprendente que tenga paz, pues ciertamente tiene garantía de gozar de la más profunda calma que un corazón mortal pueda conocer. Pues él razona consigo mismo de esta manera: Dios ha dicho: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Ahora, mi fe está fija sinceramente en el grandioso sacrificio sustitutivo de Cristo, por tanto he sido justificado de todo, y permanezco acepto en Cristo como un creyente.

El hijo de Dios recibe su paz de otro conducto de oro, pues un sentido de perdón ha sido derramado en abundancia en su alma. No solamente cree en su perdón por el testimonio de Dios, sino que siente el perdón. Si no poseo ese sentido de perdón, todavía estoy obligado a creer, y luego, al creer, avanzaré hasta ver eso en lo que creí y esperé. El Espíritu Santo derrama continuamente abundantemente en el creyente una certeza de que ha sido perdonado.

Él siente que está reconciliado con Dios. Ha subido desde la fe hasta el gozo, y cada uno de los poderes de su alma siente el rocío divino conforme es destilado desde el cielo. El entendimiento lo siente, ha sido iluminado; la voluntad lo siente, ha sido encendida con santo amor.

Cada una de las flores en el jardín de la humanidad siente el dulce viento del sur del Espíritu cuando sopla sobre ellas, y hace que las dulces especias lancen su perfume. ¿Cómo puede sorprender, entonces, que el hombre tenga paz con Dios cuando el Espíritu Santo se convierte en un huésped real del corazón, con toda su gloriosa caravana de bendiciones?

Ustedes deben saber por ustedes mismos en qué consiste tener comunión con el Padre y con Su Hijo Jesucristo. Cristo se manifiesta a nosotros de una manera que no lo hace con el mundo. Todos los pensamientos sombríos y espantosos son desterrados. Cnt 6:3 Yo soy de mi amado y mi amado es mío, él apacienta entre los lirios.

Este es el sentimiento del espíritu que lo absorbe todo. Y qué maravilla es que el creyente tenga paz cuando Cristo habita así en su corazón, y reina sin rival allí, así que no conoce a ningún otro hombre sino sólo a Jesucristo. Sería un milagro de milagros si no tuviéramos paz; y la cosa más extraña en la experiencia cristiana es que nuestra paz no continúe más, y la única explicación de nuestra miseria es que nuestra comunión con Dios se ha roto, está echada a perder, pues de lo contrario nuestra paz sería como un río, y nuestra justicia como las olas del mar.

Sabemos que el reino de Dios es un lugar preparado para una gente preparada, el cristiano puede exclamar con los apóstoles: “con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz.” Sintiendo que Dios le ha dado la aptitud, él descubre que esta preparación es una garantía para la esperanza de que entrará en el lugar de habitación del glorificado. Puede levantar su mirada, y decir: “aquel mundo brillante es mío, mi herencia asegurada; la vida me impide recibirla, pero la muerte me llevará a ella; mis pecados no pueden destruir el contrato escrito por el cielo; el cielo es mío; el propio Satanás no puede impedirme entrar. Yo estaré donde está Jesús, pues mi espíritu lo anhela, y mi alma está enlazada con el.” no es una sorpresa, cuando todo es bendición por dentro y todo es calma arriba, que los hombres justificados posean “la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento.”

Pero el cristiano tiene problemas como otros hombres: pérdidas en los negocios, muertes en su familia, y enfermedades en su cuerpo! Sí, pero él tiene otro fundamento para su paz: una seguridad de la fidelidad y de la veracidad del pacto de su Dios y Padre. Él cree que Dios es un Dios fiel; que Dios no echará fuera a quienes ha amado. Para él todas las providencias oscuras no son sino bendiciones encubiertas. Cuando su copa es amarga, él cree que fue preparada por amor, y todo terminará bien, pues Dios garantiza el resultado final. Por tanto, ya sea que haya mal tiempo o buen tiempo,

El espíritu santificado está resignado a la voluntad de su Padre, que no rezonga, no protesta. Para él, “Es igual si el amor ordena su vida o su muerte, o le señala felicidad o aflicción.” Él está contento de tomar precisamente lo que el Padre le envía, sabiendo que su Padre lo entiende mucho mejor de lo que él se entiende a sí mismo. Él cede el timón de su barco a la mano de un Dios lleno de gracia; y él mismo recibe la capacidad de dormir tranquilamente en la cabina; él cree que su capitán tiene poder sobre los vientos y las olas. Él la preserva; Él la gobierna; Aun cuando la barca parece más tambaleante. Las tormentas son el triunfo de Su arte; Ciertamente Él puede esconder Su rostro, pero no Su corazón.”

II. PAZ, SU NOBLE NATURALEZA

La paz de los hombres es innoble y despreciable,nace en la guarida del pecado. Sus padres son la arrogancia y la ignorancia. El hombre no sabe quién es, y por tanto piensa que es algo, cuando no es nada. Dice: “yo soy rico y próspero en bienes,” cuando está desnudo, y es pobre y es miserable.

El nacimiento de la paz del cristiano no es así; Esa paz es nacida del espíritu. Es una paz que Dios el Padre da, pues Él es el Dios de toda paz; es una paz que Jesucristo lego, pues Él ha obtenido la paz con Su sangre, y Él es nuestra paz; y es una paz que el Espíritu Santo obra: Él es su autor y la deposita en el alma.

Entonces nuestra paz es hija de Dios, y su carácter es semejante a Dios. Su Espíritu es su progenitor, y es como su Padre. ¡Es “mi paz,” dice Cristo! No es la paz de un hombre; sino la paz serena, calma y profunda del Eterno Hijo de Dios. Oh, sí sólo tuviera esta única cosa dentro de su pecho, esta paz divina, el cristiano sería ciertamente algo glorioso; y aun los reyes y los hombres poderosos de este mundo son como nada cuando se les compara con el cristiano; pues lleva una joya en su pecho que ni todo el mundo podría comprar, una joya elaborada desde la vieja eternidad y ordenada por la gracia soberana para que sea la gran bendición, la herencia real justa de los hijos elegidos de Dios, es la Paz.

Entonces esta paz es divina en su origen y divina en su alimento. Es una paz que el mundo no puede dar; y no puede contribuir a su sustento. Los bocados más exquisitos que alguna vez haya degustado el sentido carnal, serían amargos para la boca de esta dulce paz.

Entonces es una paz nacida y alimentada divinamente. Y déjenme señalar de nuevo que es una paz que vive por encima de las circunstancias. El mundo ha tratado con empeño de poner un fin a la paz del cristiano, pero nunca ha sido capaz de lograrlo

La pobreza no la puede destruir; el cristiano en ropas harapientas puede tener paz con Dios. La enfermedad no la puede estropear; acostado en su cama, el santo está gozoso en medio de los fuegos. La persecución no la puede arruinar, pues la persecución no puede separar al

Creyente de Cristo, y mientras él sea uno con Cristo su alma está llena de paz.

Mundo! Te desafiamos a que intentes robar nuestra paz. No nos vino de ti, y tú no puedes arrebatárnosla. Está puesta como un sello sobre nuestro brazo; es fuerte como la muerte e invencible como la tumba. El CE, nos va dando estos sellos

También a menudo, entre más turbado está un cristiano, su paz es más pura; mientras más pesada sea la envolvente marea de sus penas y dolores, más tranquila, y calma, y profunda es la paz que reina en su corazón.

La naturaleza de esta paz, que es profunda, “La paz de Dios,” dice el apóstol, “que sobrepasa todo entendimiento.” Esta paz no sólo llena todos los sentidos hasta el borde, hasta que cada potencia es saciada con delicia, pero el entendimiento que puede comprender todo el mundo, y entender muchas cosas que no están dentro del campo de visión, aun ese entendimiento no puede comprender la longitud y la anchura de esta paz. Y no sólo el entendimiento no podrá entenderla, sino todo entendimiento es superado. Es una plenitud, una llenura del espíritu. Es infinita la Paz en el padre.

III. PAZ, SUS BENDITOS EFECTOS

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Los benditos efectos de esta divina paz son, primero que nada, gozo.(1)

Advertirán que las palabras “gozo,” y “paz” son reunidas con mucha frecuencia; pues el gozo sin paz sería un gozo infeliz y profano.

Ahora, la paz divina da gozo al cristiano; ¿Han visto alguna vez el primer destello de gozo cuando ha alcanzado el ojo del penitente? He tenido la gran fortuna de orar con muchos pecadores convictos, de presenciar la profunda agonía de espíritu, y de simpatizar profundamente con la pobre criatura en su tribulación por el pecado. He orado y he exhortado a la fe, y he visto ese destello de gozo, cuando al fin la palabra llena de esperanza ha sido expresada: “yo verdaderamente creo en el Señor Jesucristo con todo mi corazón.” ¡Oh! ¡Esa mirada de gozo! Es como si las puertas del cielo se hubieran abierto por un instante, y algún destello de gloria hubiese brillado sobre el ojo y hubiera sido reflejado por él.

Recordemos nuestro propio gozo, cuando por primera tuvimos paz con Dios. Pensé que podría bailar durante todo el camino de regreso a casa. Estaba demasiado lleno para callar, sentía que debía decírselo a alguien. ¡Oh! Había gozo en mi casa ese día, cuando todos escucharon que el hijo mayor había encontrado un Salvador y sabía que había sido perdonado.

Todos los gozos de la tierra son menos que nada y vanidad, comparados con esa bendición.

Entonces, el primer efecto de esta paz es gozo. Luego sigue otro: AMOR.(2) Aquel que está en paz con Dios por medio de la sangre de Cristo es constreñido a amar a quien murió por él. “¡Precioso Jesús!” clama, “¡ayúdame a servirte! Tómame como soy, y dame capacidad para algo. Úsame en Tu causa; envíame al lugar más remoto de la verde tierra, si Tú quieres, para mostrarles a los pecadores el camino de salvación; yo iré gozoso, pues mi paz aviva la llama del amor, para que todo lo que soy y todo lo que tengo sea Tuyo.

Luego viene un ANHELO DE SANTIDAD.(3) Aquel que está en paz con Dios no tiene deseos de pecar; pues es muy cuidadoso para no perder esa paz. Camina humildemente con su Dios. Constreñido por la gracia, este dulce fruto del Espíritu, la paz, lo guía a esforzarse para guardar todos los mandamientos de Dios, y para servir a su Señor con toda su fuerza.

Esta paz nos ayudará a soportar la aflicción. Pablo la describe como un zapato. Pues él dice: Efe 6:15 “calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.” Nos capacita para andar sobre los agudos pedernales del dolor, sí, sobre víboras, y también sobre serpientes; nos da poder para caminar sobre las espinas de este mundo, sin que nuestros pies sufran cortaduras; caminamos sobre los fuegos y no nos quemamos.

Este divino pie de la paz nos permite caminar sin cansancio, y nos permite correr sin desmayar. Yo puedo hacerlo todo cuando mi alma está en paz con Dios.

No hay ningún sufrimiento que mueva mi alma al dolor, no hay terrores que hagan palidecer mis mejillas, no hay heridas que me fuercen a un temor ignominioso, cuando mi espíritu está en paz con Dios. Convierte al hombre en gigante; hace crecer a un enano hasta alcanzar el tamaño de Goliat. Se vuelve el más poderoso de los poderosos; y mientras los débiles se arrastran sobre esta pequeña tierra, inclinados hasta el propio suelo, él la recorre como un Coloso. Dios lo ha hecho grande y poderoso, porque él ha llenado su alma de paz y de gozo desbordantes.

IV. PAZ, SUS INTERRUPCIONES.

Las interrupciones de la paz.

Todos los cristianos tienen un derecho a la paz perfecta, pero no todos ellos la poseen. No olvidemos, Mateo 22:14 muchos son los llamados, mas son pocos los escogidos. Hay momentos en que prevalecen sombrías dudas, y tememos decir que Dios es nuestro. Perdemos una conciencia de perdón, y andamos a tientas al mediodía como si fuese de noche. Yo pienso que estas interrupciones se pueden deber a una de cuatro causas.

A veces se deben a las (1) TENTACIONES DE SATANÁS. Hay períodos en los que con crueldad inusitada Satanás asalta a los hijos de Dios. No hay como un disturbio de la realidad de la paz entre Dios y el alma; pues Dios siempre está en paz con quienes han sido reconciliados con el por Cristo; pero hay un disturbio del gozo de esa paz, y eso sucede a menudo por los aullidos de ese gran perro del infierno. Él viene en contra nuestra con todo su poder, con sus fauces abiertas listo para tragarnos rápidamente, y si no fuera por la misericordia divina lo haría. No es de sorprender que a veces nuestra paz sea afectada cuando Satanás es fiero en sus tentaciones.

Otras pueden surgir de (2) LA IGNORANCIA.

Nunca voy a altercar con el hombre que puede vivir sobre tales piedras y en medio de escorpiones como la elección condicional, la redención accidental, la perseverancia cuestionable, y la regeneración ineficaz.

Puede ser que haya personas, yo supongo, que pueden vivir con ese alimento seco. Si pueden vivir de eso, que les aproveche; pero yo creo que muchas de nuestras dudas y temores surgen de la ignorancia doctrinal. Tal vez ustedes no tienen una visión clara de ese pacto llevado a cabo entre el Padre y Su Hijo glorioso, Jesucristo.

Además, esta paz es usualmente dañada por (3) EL PECADO. Dios esconde Su rostro detrás de las nubes del polvo que es levantado por Su propio rebaño conforme avanzan por el camino de este mundo. Nosotros pecamos, y luego nos dolemos por ese pecado. Dios todavía ama a Su hijo, aun cuando peca; pero no permitirá que el hijo lo sepa. El nombre de ese hijo está en el registro familiar; pero el Padre toma ese libro, y no le permitirá leerlo hasta que no se haya arrepentido plenamente de nuevo, y venga otra vez a Jesucristo. Si ustedes pueden tener paz, y sin embargo vivir todavía en pecado, fíjense bien, ustedes no han sido regenerados. Si ustedes pueden vivir en la iniquidad, y sin embargo tener paz en sus conciencias, esa conciencia está cauterizada y muerta. Mas el cristiano, cuando peca, comienza a dolerse; si no en el mismo momento en que cae, no pasa mucho tiempo antes que la vara de su Padre le golpee la espalda, y comience a llorar—

De nuevo: nuestra paz puede ser interrumpida también por (4) LA INCREDULIDAD.

Ciertamente este es el cuchillo más filoso de los cuatro, y cortará más rápido el hilo dorado de nuestros gozos.

V. PAZ, SU MANTENIMIENTO.

Y ahora, si ustedes quieren mantener una paz inquebrantable, reciban hoy el consejo de Dios, aunque él sea joven en años. Reciban el consejo que él les garantiza que es bueno, pues es está basado en las Escrituras. Si quieren mantener una paz permanente e inquebrantable, miren siempre al sacrificio de Cristo; no permitan que su ojo se vuelva a ninguna otra cosa que no sea Cristo. Cuando te arrepientas, mantén tu ojo en la cruz; cuando trabajes, trabaja con la fuerza del Crucificado. Todo lo que hagas, ya sea un auto-examen, ayuno, meditación, u oración, hazlo todo bajo la sombra de la cruz de Jesús; o de lo contrario, puedes vivir como quieras, pero tu paz no será sino algo lamentable; estarás lleno de intranquilidad y de Problemas amargos. Vive cerca de la cruz y tu paz será continua. Tengamos siempre en mente que la cruz representa el camino hacia la liberación en el espíritu. Caminen humildemente con su Dios. La paz es una joya; Dios la pone en el dedo de ustedes; si se vuelven orgullosos de ella, Él se las quitará.

La paz es un vestido noble; si presumen de su vestido, Dios los desvestirá. Recuerden la boca del hoyo de donde fueron sacados, y la cantera de la naturaleza de donde fueron cortados; y cuando tengan la brillante corona de paz en su cabeza, recuerden sus pies negros; además, aun cuando esa corona esté allí, cúbranla y también el rostro con esas dos cosas, la sangre y la justicia de Jesucristo...

Y también caminen en santidad, evitando cualquier apariencia de mal. “No os conforméis a este siglo.” Defiendan la verdad y la rectitud. No permitan que las máximas de los hombres tengan influencia en el juicio de ustedes. Busquen al Espíritu Santo para que puedan vivir a Semejanza de Cristo, y vivir cerca de Cristo, y su paz no será interrumpida.

En cuanto a quienes no han tenido nunca paz con Dios, sólo puedo tener un sentimiento hacia ustedes, es decir, piedad. ¡Pobres almas!, que nunca conocieron la paz que Jesucristo da a Su pueblo. Y mi piedad es más necesaria ya que ustedes mismos no tienen piedad por ustedes. ¡Ah!, almas, viene el día cuando ese Dios con Quien ustedes están enemistados, los mirará a la cara.

Tendrán que verlo; y Él es “fuego consumidor.” Tendrán que ver un horno ardiente, y hundirse, y desesperar, y morir. Peor que eso. Tienen que ser lanzados al abismo de condenación, donde morir sería una bendición que jamás podrá ser concedida.

La paz consiste en reposar en el padre, en Jesucristo, en no tener peguntas y que todas sean contestadas.

La paz es el resultado del CE, de su expansión que se irradia a los demás.

La paz se desarrolla en el alma: mente, conciencia y espíritu.

La paz es vivir para mar a Dios, no es fácil, servirlo, sacrificarse.

PARA LLEGAR A ESA PAZ INTERIOR, A ESE ENCUENTRO CONSIGO MISMO, ES NECESARIO VARIOS ELEMENTOS:



1. Evitar los ruidos, los escándalos y las tensiones
. Buscar un lugar donde podamos encontrar la paz que reconforte nuestro espíritu.

2. Llevarnos bien con nuestro cuerpo
. No someterlos a excesos de ningún tipo, cuidarlo; hacer algo de ejercicio diario. Hay que ir quitando tensiones musculares y tener suficiente descanso.

3. Buscar el sosiego psicológico. Miedos, ansiedades, conflictos internos, influencias negativas de otras personas en nuestra psicología.

4. Llegar a la serenidad del corazón
. "Lo que sale del hombre, eso sí le hace impuro. Porque de dentro, es decir, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los asesinatos, los adulterios, la codicia, las maldades, el engaño, los vicios, la envida, los chismes, el orgullo y la falta de juicio. Todas estas cosas malas salen de dentro y hacen impuro al hombre. " (Mc 7, 20-23) El silencio profundo es la ausencia del egoísmo.


Es este silencio del corazón el que nos capacita para ver a Dios: "Felices los limpios de corazón porque ellos verán a Dios". (Mt 5,8) y nos capacita también para ver al hermano desde la verdad, para acogerlo tal y como es, sin proyectar sobre él nuestras ilusiones o nuestras frustraciones, o nuestras tentaciones de dominio. Este sosiego del corazón nos capacita para amar; un amor adulto y verdadero.

5. Es necesaria una disciplina personal, comunitaria y ambiental.

Jesús sabía equilibrar soledad y servicio.
Cada uno de nosotros también tenemos que tener esas dos dimensiones en nuestro caminar diario. Tenemos una cierta necesidad de soledad. Cada uno debe encontrarse a solas con Dios (en el desierto, decían los antiguos).

Cuando hemos llegado a la paz interior hemos logrado poner en dirección de Dios todas las fuerzas, todas las capacidades, todo el corazón. Llegaremos a amar sin medida a quien nos ama desmesuradamente.

Tener paz interior es tener a Dios como la única tierra en que hemos sido plantados, en la que crecemos y en la que damos frutos.

La paz interior no es inactividad. Tampoco es la ausencia de sufrimientos: no hay verdadera paz interior sin cruz. Se puede sufrir mucho y crecer en paz interior.

Tener paz interior es descubrir a Dios como Dios y a los seres humanos como hermanos.

“La paz espiritual es lo más valioso que podemos cultivar.” Nadie nos puede dar paz espiritual, los únicos que realmente roban nuestra paz espiritual son nuestros pensamientos, las dudas. Para obtener paz espiritual no necesitamos irnos a recluirnos a alguna montaña, la paz espiritual se puede experimentar ahora mismo en el lugar en el que te encuentres. Lo más importante es valorar la paz espiritual. Si realmente la valoramos, haremos todo lo que sea posible por obtenerla.

La Paz espiritual es la atenuante de las pasiones humanas.

6. Escoge cuidadosamente en que inviertes tu tiempo.

Si eres adicto a las noticias y gastas horas leyendo periódicos todos los días, nuestras mentes estarán agitadas por la negatividad que encuentras en el mundo. Es necesario despegarnos de la negatividad, y para lograrlo necesitamos dejar de pasar tiempo viendo la problemática que encuentras allá en el mundo. Si tienes 15 minutos libres no vallas directamente a prender tu televisor o a conectarte a Internet. Date la oportunidad de hacer algo positivo para ti. El problema de nuestra mente es se siente insegura a menos que no estés ocupado en algo. Sin embargo, cuando nos tranquilizamos la paz y la felicidad llegan a nuestro interior.

7. Controlar nuestros pensamientos

Nuestros pensamientos son los que determinan nuestro estado mental. Si constantemente tenemos pensamientos negativos y destructivos la paz mental nunca llegara a nosotros. Debemos de evitar a cualquier costo seguir teniendo este tipo de pensamientos negativos, claro no podremos ser maestros de nuestros pensamientos de un día a otro sin embargo tenemos que recordarnos que puedes elegir que pensamientos obedecer y cuales rechazar. Nunca te sientas una víctima de tus pensamientos.

8. Simplifica al máximo tu vida

Vida moderna, lugares, mucho tiempo que dedicar. Nos podemos sentir con la sensación de que nunca tendremos el tiempo suficiente para cumplir con nuestras tareas. Sin embargo, debemos de minimizar al máximo todas nuestras exigencias. Tomate tu tiempo para simplificar tu vida, ya que vas a encontrar muchas cosas que no vas a poder realizar. De hecho muy a menudo nos agregamos tareas innecesarias a nuestra agenda. Únicamente realiza las tareas más importantes, y cuando las hagas: disfrútalas. Para poder experimentar la paz espiritual es importante evitar tener una vida llena de desorden con actividades y preocupaciones innecesarias.

9. Dedica tiempo a cultivar la paz espiritual

Todos los días utilizamos 8 horas para ganar dinero, ¿Qué acaso no podemos encontrar 15 minutos para encontrar paz espiritual? No importa cuánto dinero te ganes, el dinero no te va dar ningún tipo de paz, pero si únicamente utilizas 15 minutos en técnicas de meditación y relajación entonces la paz espiritual va ser posible. Meditación no significa únicamente estar sentado por 30 minutos, lo que se busca es experimentar es un estado de conciencia que este inundada de paz espiritual. La paz espiritual ocurre cuando hemos dejado de lado todos los pensamientos.

10. Se inmune a los halagos y a la critica

Si dependemos de las opiniones y de los halagos de otras personas, nunca encontraremos la paz espiritual. Los halagos y la crítica son solamente las 2 distintas caras de la misma moneda. Ambos no son más que el juicio de las demás personas. Sin embargo, no debemos de afectarnos ni por la crítica ni por el halago. Cuando lo hacemos estamos alimentando a los egos, lo que debemos de aprender es tener confianza en nosotros mismos. Esto no significa que debas de amarte a ti mismo de una forma egocéntrica, simplemente significa que nos valoramos y que confiamos en nuestras cualidades.

11. Se activamente desinteresado

La paz espiritual, la paz interior no significa que tengas que tener una vida de ermitaño. La paz espiritual es una actividad algo dinámica. Pero estas acciones deben ser realizadas sin motivos en nuestro interior ya que cuando servimos a los demás nos olvidamos de nosotros mismos, y cuando nos olvidamos de nosotros mismos podemos tener paz espiritual.

12. Evita criticar a los demás

Si queremos paz espiritual, debemos sentir que nuestra paz espiritual depende del bienestar de los demás. Si somos indistintos a los sentimientos de los demás, va ser imposible que cuentes con paz spiritual ya que todo lo que das se regresa. Si ofrecemos una actitud pacífica los demás nos lo regresaran.

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13. Sed sencillos como palomas.

Si los hombres desde un principio y a través de todas las edades hubiesen reconocido que el perfeccionamiento del espíritu constituiría su finalidad, otra hubiese sido su existencia y otras sus obras. Si el espíritu no desarrolla sus potencias ni emplea las virtudes que en él existen, no podrá haber paz en su vida, ni amor ni sentimientos de verdadera caridad. Si vuestra existencia en la Tierra fuera más sencilla, también la lucha sería menor.

14. Sed hombres de buena voluntad.

¿Recordáis aquellas palabras: Luc 2:14 Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres en quienes El se complace. Pues Yo os digo que con un poco de buena voluntad lograréis alcanzar la paz, aun en los momentos más difíciles.

15. No dejéis de practicar la oración,

Aun cuando sea tan breve que sólo dure cinco minutos, para que en ella sepáis hacer un buen examen con la luz de la conciencia, a fin de que observéis vuestras obras y sepáis lo que tenéis que corregiros. El que diariamente se examina, tendrá que mejorar su manera de pensar, de vivir, de hablar y de sentir.

Hermanos reflexionemos y meditemos:

Rom 8:6 Porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el Espíritu es vida y paz.

Rom 14:19 Así que procuremos lo que contribuye a la paz y a la edificación mutua.

Efe 6:15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.

Flp 4:7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús.

Col 3:15 Y que la paz de Cristo reine en vuestros corazones, a la cual en verdad fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.

Heb 12:14 Buscad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.

Pe 5:14 Saludaos unos a otros con un beso de amor fraternal. La paz sea con todos vosotros, los que estáis en Cristo.

Mat 10:13 Y si la casa es digna, que vuestro saludo de paz venga sobre ella; pero si no es digna, que vuestro saludo de paz se vuelva a vosotros.

Mat 10:34 No penséis que vine a traer paz a la tierra; no vine a traer paz, sino espada.

Luc 2:14 Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres en quienes El se complace.

Rom 5:1 Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.

Rom 16:20 Y el Dios de paz aplastará pronto a Satanás debajo de vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros.

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