132.-MEDITACIÒN: COMO DIOS CONTESTA LAS ORACIONES-1-
¿Cómo
podemos estar seguros de que Dios contestará nuestras oraciones? No basta con
sólo afirmar nuestra fe en la oración. Miles de madres, por ejemplo, han creído
en la oración y han pedido que Dios proteja a sus hijos en el campo de batalla,
pero al final sólo recibieron un mensaje de que éstos habían muerto.
Tampoco la
afirmación de nuestra fe en la oración explica por qué, cuando una nación
entera ora por la paz, a menudo se encuentra atrapada en un remolino de guerra.
Por otra
parte, hay miles de personas que están dispuestas a declarar que Dios ha
contestado sus oraciones por la seguridad de sus hijos.
Otros miles testificarán acerca de la maravillosa manera en la cual Dios les ha otorgado otras bendiciones especiales por las cuales han pedido. Por lo tanto, sobre la base de la experiencia por sí sola, puede parecer que Dios contesta las oraciones de algunos, pero no las oraciones de otros.
Otros miles testificarán acerca de la maravillosa manera en la cual Dios les ha otorgado otras bendiciones especiales por las cuales han pedido. Por lo tanto, sobre la base de la experiencia por sí sola, puede parecer que Dios contesta las oraciones de algunos, pero no las oraciones de otros.
Sin embargo,
esto no está de acuerdo con lo que nos dicen las Escrituras acerca de Dios. La
Biblia dice que él “no hace acepción de personas.” Así que debe haber una buena
razón por la que Dios contesta algunas oraciones, y no otras.
Si podemos
encontrar esta razón, esto debería ayudar a restaurar la fe de algunos cuyas
oraciones aparentemente no han sido contestadas.
La oración
es una fase muy importante de la experiencia cristiana.
También es practicada
extensamente por los adherentes de todas las religiones paganas. El deseo de
orar es un reconocimiento de nuestra dependencia de un Poder Superior, la
expresión de una comprensión de que necesitamos la ayuda de una fuente externa
y más alta que nosotros. Sin duda, Dios se complace con el deseo sincero de
todos aquellos que tratan de ponerse en contacto con él por medio de la
oración, porque esto por lo menos indica un reconocimiento por lo menos de su
poder soberano.
El deseo
casi universal de orar se debe al hecho de que al principio el hombre fue
creado a la imagen de Dios. Como resultado de la caída del hombre en el pecado
y la muerte la imagen divina en su carácter ha sido enturbiada, en muchos casos
casi borrada, pero los restos de ella aún permanecen, y una de sus
manifestaciones es la necesidad de orar.
Aunque haya millones de personas que
nunca oran, sin embargo a menudo sienten que deben hacerlo, y tienen un sentido
de culpabilidad cuando no lo hacen.
Sí, Dios se
complace con el espíritu de oración de parte de sus criaturas. Pero, ¿por qué
escucha él las oraciones de algunos, mientras que por lo visto parece que
ignora las de otros? Jesús en respuesta a esta pregunta, alude en sus
comentarios acerca de las oraciones de los escribas y los fariseos.
Oran para
ser vistos y oídos por los hombres, explicó Jesús, y piensan que Dios los
escucha por su palabrería. Esto nos recuerda que hay actitudes apropiadas e
impropias respecto a la oración, así como métodos correctos e incorrectos de
hacerlo. Los paganos que hacen girar sus ruedas de oración puedan ser sinceros,
pero su método no es apropiado.
Las
Escrituras también indican que hay cosas apropiadas e impropias por las cuales
se puede orar. Santiago escribió: “Pedís, y no recibís, porque pedís mal.”
(Santiago 4:3) Por eso, es sumamente importante determinar lo que podemos pedir
a Dios que nos dé con respecto a los favores.
No podemos pedirle por las cosas que dicte nuestra imaginación, y esperar que nuestras oraciones sean contestadas.
No podemos pedirle por las cosas que dicte nuestra imaginación, y esperar que nuestras oraciones sean contestadas.
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