208.-JESÚS, EN EL CORAZÓN DE LA MADRE
.” Junto a
la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su Madre, María, mujer de Cleofás,
y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien
amaba, dice a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo". Luego dice al
discípulo: "Ahí tienes a tu madre". Y desde aquella hora el discípulo
la acogió en su casa” (San Juan. 19,25-27)
El Evangelio de Lucas nos dice por dos veces,
y a corta distancia una de otra, cómo era el Corazón María y cómo Jesús estaba
siempre encerrado en el Corazón de su Madre. Efectivamente, nada más se marchan
de Belén los pastores, nos dice que "María, por su parte, conservaba todos
estos sucesos, profundizándolos en su corazón". Y cuando vuelven a Nazaret
después de aquella escapada de Jesús en el templo, nos repite: "Su madre
guardaba en su corazón todos estos acontecimientos" (Lucas 2,19 y 51) Esto
significa una actitud habitual en María. Jesús le llenaba por completo. Miraba
continuamente a Jesús. Lo observaba, le escuchaba, y todo lo que veía en Él o
le oía decir se convertía para Ella en materia de meditación, de coloquio
maternal, confiado y respetuoso con su Hijo. El corazón, en la Biblia, es lo
mismo que la vida íntima de la persona, que piensa, que quiere, que se determina;
y también la fuente de todas las acciones, buenas o malas. Si el Evangelio nos
presenta a María llena del pensamiento de Jesucristo, quiere decir que su
Corazón no tenía dentro más que a Jesús y que Jesús la llenaba del todo.
Pensaba en Jesús. Miraba a Jesús. Amaba a Jesús. Actuaba como Jesús... Es
imposible imaginarse a María sin pensar en Jesús ni por un momento, lo mismo en
Nazaret, que en los caminos de Galilea, colgado en la cruz o subido al Cielo.
Jesús estaba siempre metido en el Corazón de María, su Madre... Al confiarnos
Jesús crucificado a Ella como hijos suyos, en su Corazón entró el
Jesús total: el Jesús que es la Cabeza, y los que somos sus miembros. Dios
ensanchó los senos del Corazón de María de tal manera que en él cabremos todos,
y nos amará a todos y a cada uno como si cada uno de nosotros fuera el único
hijo o la única hija a quien tuviera que amar o de quien hubiese de cuidar... Y
a nosotros nos metió Jesucristo
el amor filial que Él sentía por SU
Madre, para que cada hijo e hija de la Iglesia, cada discípulo, cada creyente,
ame a María con el amor con que la amó el mismo Jesús. El Corazón de María sabe
llevarnos adonde está Jesús personalmente.”
Tomado y adaptado de “MI HORA SANTA EUCARÍSTICA”.p.Pedro
Garcia.Sacerdote Claretiano
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