170.-Consejos para la juventud
Alégrate, joven, en tu juventud, y
tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero
sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios.
Quita, pues,
de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y
la juventud son vanidad.
Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días
malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos
contentamiento;
antes que se oscurezca el sol, y la
luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia;
cuando
temblarán los guardas de la casa, y se encorvarán los hombres fuertes, y
cesarán las muelas porque han disminuido, y se oscurecerán los que miran por
las ventanas;
y las puertas de afuera se cerrarán,
por lo bajo del ruido de la muela; cuando se levantará a la voz del ave, y
todas las hijas del canto serán abatidas;
cuando también temerán de lo que es
alto, y habrá terrores en el camino; y florecerá el almendro, y la langosta
será una carga, y se perderá el apetito; porque el hombre va a su morada
eterna, y los endechadores andarán alrededor por las calles;
antes que la
cadena de plata se rompa, y se quiebre la lámpara de oro, y el cántaro se haga
añicos junto a la fuente, antes que se caiga la polea dentro del pozo;
y el polvo
vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio.
Vanidad de
vanidades, dijo el Predicador, todo es vanidad.
(Eclesiastés 11:9-12:8)
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