164.-REFLEXION:"COMO DIOS CONTESTA LAS ORACIONES.-4- “Bajo La Vid y La Higuera”









Muchos oran por las riquezas, o al menos por la seguridad económica. Existe cierto miedo o incertidumbre de parte de casi todo el mundo a medida que afrontan los años de vejez. ¿Estaremos seguros económicamente cuando alcanzamos la edad en la que ya no nos sea posible ganarnos la vida? Es comprensible que todo el que cree en Dios y piensa en Èl como alguien que ama y que se preocupa por sus criaturas, lo busque por medio de la oración respecto a su necesidad de seguridad financiera.
Sabemos, por supuesto, que hay millones de personas en el mundo que no están seguras económicamente. Millones de éstas soportan hambre literalmente y no disponen de comida, ropa, y refugio apropiados. Dios ama a todos estos, y aunque lo apreciaríamos si nos bendijera con una situación más favorable en la vida, ¿no es mejor alegrarse en la provisión amorosa que ha hecho para cuidar por todos los pobres y necesitados en su propio debido tiempo y manera? ¡Esto es lo que él ha prometido hacer!
En las promesas de Dios el concepto de la seguridad económica es simbolizado por la idea de morar bajo su propia vid e higuera. El profeta declara que “cada hombre” será bendecido así, y la provisión de Dios será tan completa que el miedo será quitado porque “no habrá quien los amedrente.” —Miqueas 4:4
En la profecía de Isaías, se nos asegura de forma similar acerca de las bendiciones de Dios para el mundo en la edad venidera. Este profeta de Dios nos dice que en aquel tiempo no construirán casas para que otro habite, y no plantarán para que otro coma, sino que los pueblos disfrutarán por mucho tiempo las obras de sus manos. Y disfrutarán para siempre los frutos de sus labores si siguen obedeciendo las leyes justas del reino que entonces gobernará el mundo. Véase Isaías 65:20-25.
Este capítulo de la profecía de Isaías indica que las bendiciones de Dios en aquella edad del reino serán derramadas sobre las naciones en respuesta a sus oraciones. “Antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído” (versículo 24) Esto no ha sido la experiencia de la gran mayoría hasta ahora, porque no ha venido el tiempo para ofrecer los favores por los cuales han pedido ellos, y porque él sabe que sus experiencias con la adversidad les ayudarán a apreciar mejor las bendiciones que les proporcionará por toda la eternidad.
Pero cuando se establezca el reino, qué diferente serán las cosas. Las bendiciones que anhela la raza moribunda se harán disponibles para entonces aun antes de que piensen en orar por ellas. “Antes que clamen, responderé yo.”
Y cuando aprendan realmente a pedir por sus necesidades, las respuestas a sus oraciones serán tan reales y tan inmediatas que parecerá como si vinieran antes de que quien las solicite hubiera terminado su oración. “Mientras aún hablan, yo habré oído.” —Isa. 65:24

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