148.-REFLEXION: LA IDENTIDAD DE JESUCRISTO
“Dijo
Jesús a los judíos: “Yo y el Padre somos uno”.
Los judíos tomaron otra vez piedras para apedrearlo. Jesús les dijo: “Muchas
obras buenas de parte del Padre les he mostrado. ¿Por cuál de esas obras
quieren apedrearme?”. Le respondieron: “No queremos apedrearte por
ninguna obra buena, sino por una blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces
a ti mismo Dios”. Jesús les respondió...: “Si hago las obras de mi
Padre..., crean por las obras, y así sabrán y conocerán que el Padre está en mí
y yo en el Padre”. - (San
Juan 10, 30-33, 38)
Reflexión
bíblica :
“Me
he propuesto no saber otra cosa que a Jesucristo”, escribía San Pablo
(1Corintios 2,2). Para enamorarnos de Jesucristo y seguirle, antes hemos de
conocerlo. ¿Sé quién es Él?... ¿Sabría responderle adecuadamente a Jesús, si me
preguntase como a los apóstoles: “¿Quién dicen por ahí que soy yo?”... (Mateo
16,13). Si no supiera contestar, ignoraría lo más elemental de nuestra fe
católica.
Jesús, ante todo, es Dios. El Hijo de
Dios. Nacido del Padre antes de todos los siglos. Hace miles de millones de
años que existe el Universo..., pues antes que él existía el Hijo de Dios,
eterno como el Padre, inmenso como el Padre. Hermosura soberana. Santidad,
sabiduría y poder infinitos...
Es el Cristo, el Mesías prometido
a la Humanidad para su salvación, el esperado durante siglos, el invadido por
el Espíritu Santo en todo su ser, porque en Él habitará “toda la plenitud de la
divinidad corporalmente” (Colosenses 2,9)
Será el “Emmanuel”, o sea, el
Dios-con-nosotros, el nacido de María, y que llevará por nombre Jesús.
Un hombre como nosotros, igual en todo a sus hermanos, el Salvador que con su
pasión y muerte nos rescatará del poder de Satanás.
Una vez haya realizado la redención,
resucitará de entre los muertos, subirá al Cielo, y, sentado a la derecha del Padre,
será Señor, “nombre que está sobre todo nombre” (Filipenses 2,9).
Jesús glorificado, Dios Salvador, un hombre con igual poder y gloria que el
mismo Dios.
“¡Hijo de Dios, Cristo Jesús, Señor!”... Estas palabras lo dicen
todo. Jesucristo es todo eso. De Él dice San Antonio de Padua: “Sobrepasa a todos los hombres y ángeles.
Ante Él se dobla toda rodilla. Lo predicas, y ablanda los corazones más duros.
Lo invocas, y se desvanecen las tentaciones más seductoras. Lees acerca de Él,
y te ilusiona la mente. Piensas en Él, y te llena el corazón”.
(Tomado y adaptado de “MI HORA SANTA EUCARÌSTICA”.-P. Pedro Garcìa,
Misionero Claretiano)
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