136.-APUNTES SOBRE LA BIBLIA
Historia
El canon de la Biblia que conocemos hoy fue
sancionado por la Iglesia
católica, bajo el
pontificado de san Dámaso I, en el Sínodo
de Roma del año 382, y esta versión es la que Jerónimo
de Estridón tradujo al
latín. Dicho canon consta de 73 libros: 46 constitutivos del llamado
Antiguo Testamento, incluyendo 7 libros llamados actualmente Deuterocanónicos (Tobit, Judit, I
Macabeos, II Macabeos, Sabiduría, Eclesiástico y Baruc) ―que han
sido impugnados por judíos y protestantes― y 27 del Nuevo Testamento.
Fue confirmado en el Concilio
de Hipona en el año 393, y ratificado en los Concilios III de Cartago, en el
año 397, y IV de Cartago, en el año 419.
Cuando
reformadores protestantes lo impugnaron, el canon católico fue nuevamente
confirmado por decreto en la cuarta sesión del Concilio
de Trento del 8 de abril de 1546. Ninguna de estas decisiones fue reconocida ni
asumida por muchos protestantes, surgidos a partir del siglo XVI, ni por
distintas denominaciones vinculadas al protestantismo surgidas a partir del
siglo XIX. El canon de las Biblias cristianas ortodoxas es aún más amplio
que el canon de las Biblias católicas romanas, e incluye el Salmo 151, la Oración
de Manasés, el Libro III de Esdras y el Libro III de los Macabeos. En adición a estos, el Libro IV de Esdras y el Libro IV de los Macabeos figuran, asimismo, como apéndices
en muchas importantes versiones y ediciones de la Biblia cristiana ortodoxa.
El Antiguo
Testamento narra principalmente la historia
de los hebreos y el Nuevo
Testamento la vida, muerte y resurrección de Jesús, su mensaje y la historia de los
primeros cristianos. El Nuevo Testamento fue escrito en lengua griega koiné. En él se cita con frecuencia al
Antiguo Testamento de la versión de los Setenta, traducción al griego del Antiguo
Testamento realizada en Alejandría (Egipto) en el siglo III a. C.
La Biblia es
para los creyentes la palabra de Dios por ser indudable para estos su
inspiración divina. Es un libro eminentemente espiritual y habla sobre la historia de la humanidad, su creación, su caída en el pecado y su salvación, que expone cómo el Dios creador se ha relacionado, se
relaciona y se relacionará con el ser humano. De igual forma, la Biblia expone
los atributos y el carácter de Dios.
Para los
creyentes cristianos, la Biblia es la principal fuente de fe y doctrina en
Cristo. En el siglo XVI los diferentes movimientos de la Reforma
Protestante comenzaron
a experimentar un alto desgaste en discusiones filosóficas y a separarse unos
de otros; para menguar este problema se definió el principio llamado "sola
escritura", que significa que solamente la Biblia puede ser considerada
fuente de doctrina cristiana. Para la Iglesia
Católica Romana, además de
la Biblia, también son fuente doctrinal la Tradición, las enseñanzas de los Padres
de la Iglesia (discípulos
de los apóstoles), y las decisiones emanadas de los
Concilios. Esta divergencia entre cristianos se intensificó después de 1870,
cuando el papa Pío
IX promulgó la
constitución Pastor Aeternus, del Concilio
Vaticano I, que
reafirma el Primado Romano y proclama la infalibilidad del papa en asuntos de
fe, moral y doctrina cristiana (dogma de la infalibilidad papal) cuando habla ex cathedra (18 de
julio de 1870) en cuanto único «sucesor de Pedro» y, consecuentemente, «custodio y
depositario de las llaves del Reino de los Cielos»―. Mientras que los
cristianos protestantes rechazan esta aseveración y consideran como cabeza
única de la iglesia a Jesucristo. Para ambas partes esta gran diferencia ya no
es considerada tan solo en términos filosóficos o religiosos, sino como
designios divinos plasmados y asentados en la Biblia misma.
Para los
judíos ortodoxos, por supuesto, el Nuevo Testamento no tiene validez. El
judaísmo rabínico considera como fuente de doctrina el Talmud, mientras los caraítas defienden desde el siglo VIII el Tanaj como única fuente de fe.
Antiguo Testamento y Nuevo Testamento
El canon del
Antiguo
Testamento cristiano
entró en uso en la Septuaginta griega, traducciones y libros
originales, y sus diferentes listas de los textos. Además de la Septuaginta, el
cristianismo posteriormente añadió diversos escritos que se convertirían en el Nuevo Testamento. Poco diferentes listas de las
obras aceptadas siguió desarrollando en la antigüedad. En el siglo IV,
varios sínodos fueron elaborando listas de escritos sagrados que fijaban un
canon del Antiguo Testamento de entre 46 y 54 distintos documentos y un canon
del Nuevo Testamento de 20 a 27, siendo este último el utilizado hasta el día
de hoy; el cual fue definido finalmente en el Concilio
de Hipona en el año 393. Hacia el año 400, Jerónimo había escrito una edición
definitiva de la Biblia en latín (véase la Vulgata), el Canon de la cual, debido en
parte a la insistencia del Papa Dámaso, fue hecho coincidir con decisiones de
varios de los Sínodos reunidos con anterioridad. Con el beneficio de la
retrospectiva se puede decir que estos procesos establecieron de manera eficaz
el canon del Nuevo Testamento, aunque hay otros ejemplos de listas canónicas en
uso después de este tiempo. Sin embargo, esta lista definitiva de 27 libros no
fue legitimada por ningún Concilio
ecuménico sino hasta
el Concilio
de Trento (1545-63).
Durante la Reforma
Protestante, algunos
reformadores canónicos propusieron diferentes listas de las que se encuentra
actualmente en uso en la iglesia de San Pedro de Roma. Aunque no sin debate la
lista de los libros del Nuevo Testamento vendría a seguir siendo la misma, sin
embargo, en el Antiguo Testamento los textos presentes en la Septuaginta cayó
de favor. En el momento en que vendría a ser eliminado de la mayoría de los
cánones protestantes. Por lo tanto, en un contexto
católico estos textos se denominan libros deuterocanónicos, mientras que en un contexto
protestante que se hace referencia como libros
apócrifos, la
etiqueta se aplica a todos los textos excluidos del canon bíblico que estaban
en la Septuaginta. Cabe señalar también, que tanto católicos como protestantes
describen algunos otros libros, como el libro de los Hechos de Pedro, como apócrifos.
Por lo
tanto, el Antiguo Testamento protestante de hoy tiene 39 libros -el número
varía del número de los libros en el Tanaj (aunque no en contenido) a causa de
un método diferente de la división-. También varía el orden y el nombre de los
libros, mientras que la Iglesia
Católica Romana reconoce a
46 libros como parte del Antiguo Testamento canónico. El libro de Enoc es aceptado en el canon del Antiguo
Testamento sólo por la Iglesia
ortodoxa etíope. El término
"Escrituras hebreas" es solo sinónimo del Antiguo Testamento
protestante (no católico) que contiene las Escrituras hebreas y textos
adicionales. En cuanto al canon del Nuevo Testamento, son 27 libros en el canon
de la Iglesia Católica Romana, aceptado por la mayoría de las Iglesias de la
Reforma. La Iglesia Siria solo acepta 22 libros en su canon. Libros como 1 y 2
de Clemente, el libro de la Alianza, el Octateuco y otros, han sido motivo de
disputas, y se encuentran canonizados por la Iglesia católica
apostólica ortodoxa.
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