134.-COMO DIOS CONTESTA LAS ORACIONES.-3.“HAGASE TU VOLUNTAD" ”
En sus
oraciones, el pueblo de Dios debe tener en primer lugar tanto en su mente como
en su corazón el deseo de que su voluntad se efectúe en todas sus experiencias.
Tenemos un ejemplo excepcional de esto en el caso de Jesús. En el Jardín de
Getsemaní, cuando el Maestro afrontaba el arresto y la muerte, “comenzó a
entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces Jesús les dijo [a sus
discípulos]: Mi alma està muy triste, hasta la muerte ….
Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea
como yo quiero, sino como tú.” (Mateo 26:38,39)
Fue la
voluntad de Dios de que Jesús sufriera la humillación y la muerte como el
Redentor y el Salvador de los hombres. Este rasgo importante del plan divino
había sido profetizado por los profetas santos del Antiguo Testamento. Y Jesús
sobre todo quiso que la voluntad divina se llevara a cabo, sin tener en cuenta
lo que esto significaría para él. Él confirmó esto más tarde, cuando estuvo a
punto de ser arrestado. Pedro sacó su espada para proteger a su Maestro, quien
le dijo, “Mete tu espada en la vaina; la copa que el
Padre me ha dado, ¿no la he de beber?” (Juan 18:10,11)
Los
seguidores de Jesús tienen el privilegio de sufrir y morir con él. Pablo habló
de ser “crucificado” con él, y también escribió, “a vosotros os es concedido a
causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él.”
(Gálatas 2:20, Filipenses 1:29) Se nos insta a seguir en las pisadas de Jesús,
así que sabemos que no es la voluntad de Dios la de protegernos de toda
privación. Por eso, como en el caso de Jesús, nuestra preocupación principal
debe ser que la voluntad del Señor se efectúe en nuestros cuerpos mortales.
Puede ser que ésta consista en que disfrutemos de ciertas bendiciones
terrenales por un tiempo, pero la mayor parte de nuestras oraciones no deben
ser por éstas, sino por la realización de su voluntad.
Jesús
pormenorizó este punto cuando dijo a sus discípulos que, siempre y cuando
permanecían en él y sus palabras permanecían en ellos, podrían pedir en oración
todo lo que deseaban, y se les concedería. (Juan 15:7) Esto podría parecer que
realmente somos privilegiados de pedir a Dios todo lo que podamos pensar y
querer. ¡Pero no es así!
Note la
condición vinculada con esta declaración del Maestro—“Si
permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros…” Permanecer en
Cristo significa ser un miembro de su cuerpo, siendo él nuestra Cabeza. Esto
significa que sus pensamientos se hacen nuestros pensamientos, y que sus planes
se hacen nuestros planes. Si nuestras voluntades han sido totalmente entregadas
a Dios, mediante Cristo, ya no tendremos voluntad propia, de ahí que nuestras
oraciones no serán peticiones de lo que queremos, sino sólo de aquellas cosas
que están en armonía con la voluntad de nuestra Señor. Orando así en armonía
con la voluntad del Señor, podemos estar seguros de recibir respuestas
favorables.
Esto está en
armonía con otra declaración hecha por Jesús a sus discípulos en la cual se nos
informa que el Padre Celestial estará feliz dándoles “el
Espíritu Santo a los que se lo pidan.” (Lucas 11:13) Estar lleno del
Espíritu de Dios significa que sus pensamientos dominarán nuestros
pensamientos, y que nuestras vidas serán conformadas a aquellos pensamientos.
Entonces no pediremos bendiciones de Dios excepto aquellos que Él nos prometió
dar, y entonces nunca habrá ninguna duda respecto a si las oraciones de alguien
serán contestadas o no.
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