206.-REFLEXIÓN:¿Qué pagaré yo al Señor?
¿Qué pagaré al Señor por todos sus
beneficios para conmigo? Tomaré la copa de la salvación, e invocaré el nombre
del Señor.
Salmo 116:12-13
Invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú
me honrarás.
Salmo 50:15
Salmo 116.-El autor de este salmo se hallaba en
una situación desesperada; estaba pasando por momentos de angustia y dolor.
Entonces se volvió a Dios y le dijo: “Oh Señor, libra ahora mi alma” (v. 4). En
su gracia, Dios intervino y lo libró. Ese creyente entró en un conocimiento más
profundo del Señor, y declaró: ¡Clemente, justo y misericordioso es el Señor! Y
añadió: “Estaba débil, y me salvó” (v.
6).
Ahora sentía la paz después de la tristeza, la serenidad tras la
angustia: “Vuelve, oh alma mía, a tu descanso, porque el Señor cuida de ti” (v.
7). Ahí percibió hasta dónde podría haber llegado haciendo el mal: “Tú has
librado mi alma de la muerte, mis ojos de lágrimas, y mis pies de dar un paso
en falso” (v. 8).
¡Qué descanso! Pero, ¿esto es
todo? No, él llega a un punto esencial y se pregunta: “¿Qué pagaré al Señor por todos
sus beneficios para conmigo?”.
¿Qué podemos dar al Señor a cambio de su amor? ¿Debemos mostrar celo y
consagración?
Por supuesto, pero sobre todo debemos expresarle nuestro agradecimiento, alabarle, proclamar la
grandeza y el amor del Señor, quien es la solución a todos nuestros problemas.
La expresión: “Tomaré la copa de
la salvación, e invocaré el nombre del Señor” (v. 13) significa: adorarle, reconocer que él es Dios y, sobre
todo, que salva y libera.
El Señor desea producir esta adoración en el secreto de nuestro corazón,
por supuesto, ¡pero también colectivamente junto a otros creyentes!
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