240.-¡Aprendamos a depositar nuestra confianza en Dios!
Mejor es confiar en el Señor que confiar en el hombre.
Salmo 118:8
Yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi
depósito para aquel día.
2 Timoteo 1:12
REFLEXIÓN:
El conocido físico Albert
Einstein escribió: «El único y verdadero problema de todos los tiempos está en
el corazón y en los pensamientos de los hombres. No se trata de un problema
físico, sino moral. Es más fácil modificar la naturaleza del plutonio que la mente
mala de un individuo. Lo que nos asusta no es la explosión de una bomba
atómica, sino el poder de la maldad del corazón humano, su fuerza de explosión
para el mal».
Los innumerables conflictos que
hay en el mundo confirman muy bien lo que escribió este físico.
La Biblia afirma: “Engañoso es el corazón más que todas las
cosas, y perverso” (Jeremías 17:9). ¡Así es el corazón de cada uno de
nosotros!
Pero este problema tan básico,
¿tiene solución? San Agustín, un fiel creyente del siglo cuatro, declaró: «El
corazón del hombre no halla descanso hasta que lo encuentre en Dios». Él mismo
se había agotado en vanos esfuerzos buscando la paz del corazón en la filosofía
y los placeres del mundo. Al final, mediante la fe, se volvió a Jesús, el Hijo
de Dios; entonces halló la paz y el verdadero descanso.
Miles de hombres y mujeres, de
orígenes y países diversos, de condiciones y edades diferentes, pasaron por la
misma experiencia: sus corazones se llenaron de paz cuando depositaron su
confianza en Jesucristo. En él hallaron “la paz de Dios, que sobrepasa todo
entendimiento” (Filipenses 4:7), y esta paz los acompañó a través de todas las
tormentas de la vida.
¡Aprendamos a depositar nuestra confianza en Dios!
Fuente:Adaptado
de “La Buena Semilla”
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