216.-“Alabanzas y agradecimientos”
Te alabaré, oh Señor, con todo mi corazón; contaré todas tus
maravillas... Cantaré a tu nombre, oh Altísimo.
Salmo 9:1-2
“Cuando yo era niño, mi padre me llevó a visitar a
un antiguo compañero suyo bastante mayor. Era un hombre honesto y generoso, más
bien contento consigo mismo. Mientras hablaba de sus méritos con relación a
Dios, mi padre le preguntó repentinamente: –¿Ha pensado en darle las gracias
cada día? Su amigo bajó la cabeza y la conversación se volvió más seria.”
Una triste característica de los pueblos sin Dios,
mencionada en la Biblia, es que no dieron gracias a Dios (Romanos 1:21).(1) ¿No sucede lo mismo hoy en día? Cristianos, ¡tengamos cuidado con ello,
quizá sea más habitual el quejarnos que el dar gracias a Dios! Cuando el Señor
responde a nuestras oraciones, ¿le damos las gracias? El agradecimiento debería
ser el telón de fondo de nuestra vida, al igual que la alabanza, pues alabanza
y acciones de gracias van unidas.
Dios es “el Dios de toda gracia” (1 Pedro 5:10).(2) Recibamos esta declaración de las Sagradas Escrituras y nuestra vida
tendrá un enfoque completamente diferente. Allí donde solo vemos un suceso sin
importancia, se desplegará la total atención del amor de Dios.
Los días que van pasando manifiestan las maravillas
de Dios, y cada una de ellas nos acerca a él.
Podemos
dar gracias a Dios humildemente cuando él nos responde, agradecerle por todos
sus favores.
E incluso en las
dificultades y en medio del sufrimiento, aprendemos a dar gracias a Dios por su
amor, que está presente en lo más profundo de nuestras noches. Pero ante todo,
agradezcámosle por habernos dado al Señor Jesús.”
Tomado de Editorial La Buena Semilla
(1)”Pues
habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias,
sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue
entenebrecido. (Romanos 1:21)
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