180.-REFLEXION:"Tengamos la sencillez y la humildad de reconocer a Nuestro Señor, como Señor de nuestra vida.
“Saldrá un
vástago del tronco de Jesé, y un retoño de sus raíces brotará.Reposará sobre él
: el espíritu del Señor,espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de
consejo y fortaleza, espíritu de ciencia, espíritu de piedad y temor del
Señor. No juzgará por las apariencias, ni sentenciará de oídas.Juzgará con
justicia a los débiles, y sentenciará con rectitud a los pobres de la tierra.
Herirá al hombre cruel con la vara de su boca, con el soplo de sus labios
matará al malvado Justicia será el ceñidor de su cintura, verdad el cinturón de
sus flancos. Serán vecinos el lobo y el cordero, y el leopardo se echará
con el cabrito, el novillo y el cachorro pacerán juntos, y un niño pequeño los
conducirá.La vaca y la osa pacerán, juntas acostarán sus crías, el león, como
los bueyes, comerá paja.Hurgará el niño de pecho en el agujero del áspid, y en
la hura de la víbora el recién destetado meterá la mano.Nadie hará daño, nadie
hará mal en todo mi santo Monte, porque la tierra estará llena de conocimiento
de Yahveh, como cubren las aguas el mar.Aquel día la raíz de Jesé que estará
enhiesta para estandarte de pueblos, las gentes la buscarán, y su morada será
gloriosa.” (Isaías
11:1-10)
REFLEXION
La Iglesia
interpreta que el “renuevo del tronco de Jesé” (Isaías 11, 1) se refiere a
Jesucristo, nuestro Señor, sobre quien se ha posado el Espíritu Santo con sus
siete dones: espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de
consejo y fortaleza, espíritu de ciencia(conocimiento), espíritu de
piedad y temor de Dios.
La presencia
del Espíritu Santo es siempre fuente de un gozo inefable en el alma del
cristiano, y así sucedió desde el principio.
Cuando el
Señor vio que la voluntad del Padre se iba cumpliendo, se llenaba de gozo. San
Lucas dice que cuando regresaron los setenta y dos discípulos que Cristo había
enviado a proclamar el Reino de Dios, venían llenos de gozo porque su misión
había tenido éxito (Lucas 10, 17), y él compartió aquella alegría regocijándose
en el Espíritu y dando gracias al Padre (Lucas 10, 21).
Al iniciarse
el Adviento, alegrémonos nosotros también con Jesús porque sabemos que Dios se
revela a sus hijos fieles, los que confían en él y desean recibir su gracia.
Para los que se consideran sabios y rehúsan confiarle sus vidas a Dios, la
verdad permanece escondida.
Sabemos que
la mayoría de los seguidores de Jesús no eran los educados o intelectuales,
sino los sencillos, que fueron aprendiendo a través de las dificultades de la
vida. Sin ser ingenuos, recibían la gracia divina y deseaban aprender lo que
Dios, mediante el Espíritu Santo, les iba enseñando.
San Pedro es
un buen ejemplo de la persona deseosa de aprender. Fue discípulo desde el
comienzo, pero sólo al final del ministerio del Señor, declaró públicamente que
Jesús era el Mesías (Mateo 16,16). En respuesta, Jesús le dijo: “Esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi
Padre, que está en los cielos” (Mateo 16, 17). San Pedro quiso recibir
la revelación de Dios, y así pudo reconocer y proclamar que Jesús era el
Cristo.
¿Qué nos
dice el Señor a nosotros? Que no caigamos en la trampa de la autosuficiencia
humana y la búsqueda de lo puramente material, sino que tengamos la sencillez y
la humildad de reconocerlo a él como Señor de nuestra vida.
ORACIÒN:
“Amado
Jesús, te pido hoy que me enseñes más acerca de ti. Ayúdame, Señor, a ser fiel
a la oración y al estudio de tu Palabra durante este Adviento, para llegar a
conocerte cada día mejor.”
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106-ABRIL 2013. Los Siete Dones del Espiritu Santp
143-MARZO 2014.-Peticiòn de los Dones del Espiritu Santo
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