REFLEXION: "NO PIDAN UNA SEÑAL.."
"la gente se apiñaba alrededor de Jesús y
comenzó a decirles:" Esta generación es una generación malvada; pide una
señal, y no se le dará otra señal que la señal de Jonás. Porque, así
como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre
para esta
generación. La reina del Sur se levantará en el Juicio con los
hombres de esta generación y los condenará: porque ella vino de los
fines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más
que Salomón en este lugar. Los hombres de ninive se levantarán en el Juicio con esta
generación y la condenarán; porque a la
predicación de Jonás se arrepintieron, y he aquí más que Jonás en este lugar" (san Lucas 11, 29-32 )
Oración
Padre, te pedimos que Cristo, clavado en la cruz, sea para nosotros la gran señal que anhelamos. La prueba de un amor incondicional y desinteresado.
Petición
Señor, ayudanos a ser "señales" para nuestro prójimo. Que cuando nos vean actuar, sepan y crean que existe el amor.
Meditaciòn del Papa Francisco
Nuestra época se caracteriza por más mártires que en los primeros siglos. Perseguidos por el odio: es el demonio mismo que siembra odio en aquellos que llevan a cabo la persecución. San Esteban, fue uno de los diáconos ordenados por los apóstoles. Se muestra lleno de gracia y de poder y hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo, y llevaba hacia adelante el Evangelio. Entonces algunos comenzaron a discutir con él acerca de Jesús: si Jesús era el Mesías o no. Esta discusión, sin embargo, se convirtió en impetuosa y los que "discutían con él no pudieron resistir su poder, su sabiduría, su ciencia". ¿Y qué hicieron? en lugar de pedirle explicaciones, pasaron a la calumnia para destruirlo. Porque como no iba bien la pelea limpia, la lucha entre hombres de bien, se fueron por el camino de la lucha sucia: la calumnia. Encontraron testigos falsos que decían: Este no habla sino contra este lugar, y contra la ley de Moisés, en contra de esto, en contra de aquello. Lo mismo que hicieron con Jesús. (cf S.S. Francisco, 16 de abril de 2013
Reflexión
Deseamos una seguridad, una certeza. Queremos tener ante nuestros ojos una prueba, un milagro. Cada día es una buena ocasión para buscarla, o, más bien para encontrarla, para contemplarla, porque ya la tenemos.
Cristo, clavado en la cruz, es la gran señal que anhelamos. La prueba de un amor incondicional y desinteresado; un amor que se entrega hasta el extremo de dar la vida por el amigo. El crucificado nos hace ver un milagro más extraordinario que cualquier otro: el del amor, que se demuestra en el dolor. Basta que le contemplemos detenidamente para que obtengamos una plena seguridad sobre la cual construir nuestra vida: la de sabernos y sentirnos profundamente amados.
Esta señal constituye también una invitación. Cristo nos invita a convertirnos en “señales” para nuestro prójimo. Que cuando nos vean actuar, sepan y crean que existe el amor. Que por nuestro modo de vivir, tengan la seguridad de que vale la pena ser seguidor del hombre que aparentemente fue derrotado en la cruz. Para ser “señales”, pruebas vivas, hay que aprender como Cristo, a subir a la cruz. Ahí está la señal del amor.
Diálogo con Cristo
Señor, todo está bajo tu dominio menos mi libertad, porque Tú respetas mi decisión de cumplir o no tu voluntad. Me has dado tu Palabra en el Evangelio, para que tu presencia viva transforme todo mi ser: inteligencia, voluntad, afectos, imaginación y sentimientos. Haz, Jesús, que sepa apreciar estos dones y que aproveche todas las oportunidades, circunstancias y situaciones de mi vida para amarte más.
adaptado de : "Fundaciòn Dei Verbum"
màs en nuestro blog
http://recetariobiblicoparaelalma.blogspot.com/
Oración
Padre, te pedimos que Cristo, clavado en la cruz, sea para nosotros la gran señal que anhelamos. La prueba de un amor incondicional y desinteresado.
Petición
Señor, ayudanos a ser "señales" para nuestro prójimo. Que cuando nos vean actuar, sepan y crean que existe el amor.
Meditaciòn del Papa Francisco
Nuestra época se caracteriza por más mártires que en los primeros siglos. Perseguidos por el odio: es el demonio mismo que siembra odio en aquellos que llevan a cabo la persecución. San Esteban, fue uno de los diáconos ordenados por los apóstoles. Se muestra lleno de gracia y de poder y hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo, y llevaba hacia adelante el Evangelio. Entonces algunos comenzaron a discutir con él acerca de Jesús: si Jesús era el Mesías o no. Esta discusión, sin embargo, se convirtió en impetuosa y los que "discutían con él no pudieron resistir su poder, su sabiduría, su ciencia". ¿Y qué hicieron? en lugar de pedirle explicaciones, pasaron a la calumnia para destruirlo. Porque como no iba bien la pelea limpia, la lucha entre hombres de bien, se fueron por el camino de la lucha sucia: la calumnia. Encontraron testigos falsos que decían: Este no habla sino contra este lugar, y contra la ley de Moisés, en contra de esto, en contra de aquello. Lo mismo que hicieron con Jesús. (cf S.S. Francisco, 16 de abril de 2013
Reflexión
Deseamos una seguridad, una certeza. Queremos tener ante nuestros ojos una prueba, un milagro. Cada día es una buena ocasión para buscarla, o, más bien para encontrarla, para contemplarla, porque ya la tenemos.
Cristo, clavado en la cruz, es la gran señal que anhelamos. La prueba de un amor incondicional y desinteresado; un amor que se entrega hasta el extremo de dar la vida por el amigo. El crucificado nos hace ver un milagro más extraordinario que cualquier otro: el del amor, que se demuestra en el dolor. Basta que le contemplemos detenidamente para que obtengamos una plena seguridad sobre la cual construir nuestra vida: la de sabernos y sentirnos profundamente amados.
Esta señal constituye también una invitación. Cristo nos invita a convertirnos en “señales” para nuestro prójimo. Que cuando nos vean actuar, sepan y crean que existe el amor. Que por nuestro modo de vivir, tengan la seguridad de que vale la pena ser seguidor del hombre que aparentemente fue derrotado en la cruz. Para ser “señales”, pruebas vivas, hay que aprender como Cristo, a subir a la cruz. Ahí está la señal del amor.
Diálogo con Cristo
Señor, todo está bajo tu dominio menos mi libertad, porque Tú respetas mi decisión de cumplir o no tu voluntad. Me has dado tu Palabra en el Evangelio, para que tu presencia viva transforme todo mi ser: inteligencia, voluntad, afectos, imaginación y sentimientos. Haz, Jesús, que sepa apreciar estos dones y que aproveche todas las oportunidades, circunstancias y situaciones de mi vida para amarte más.
adaptado de : "Fundaciòn Dei Verbum"
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