ORACION DE ABANDONO
Oración de
abandono(1)
Es la oración y actitud más genuinamente evangélica. La más libertadora. La más pacificadora. No hay anestesia que tanto suavice las penas de la vida como un "yo me abandono en Tí".
Ponte en presencia del Padre, que dispone o permite todo, en actitud de entrega. Puedes utilizar como fórmula: "hágase tu voluntad" o "en tus manos me entrego".
Como disposición incondicional, debes reducir a silencio la mente que tiende a rebelarse. El abandono es un homenaje de silencio en la fe.
Vete depositando pues, en silencio y en paz, todo aquello que te disguste: aspectos de tu persona, enfermedades, ancianidad, impotencias, limitaciones, personas próximas que te desagradan, historias dolientes, memorias dolorosas, fracasos, equivocaciones...
Puede ser que, al recordarlos te duelan. Pero al depositarlos en las manos del Padre, te visitará la paz.
En tus manos, oh Dios, me abandono.
Modela esta arcilla,
como hace con el barro el alfarero.
Manda, ordena, ¿qué quieres que yo haga?
Elogiado y humillado, perseguido,
incomprendido y calumniado,
consolado, dolorido, inútil para todo,
sólo me queda decir a ejemplo de tu Madre:
Hágase en mí según tu palabra.
Dame el amor por excelencia,
el amor de la Cruz,
no una cruz heroica, que pudiera satisfacer
mi amor propio;
sino aquellas cruces humildes y vulgares,
que llevo con repugnancia.
Las que encuentro cada día
en la contradicción,
en el olvido, el fracaso, en los falsos
juicios y en la indiferencia,
en el rechazo y el menosprecio de los demás,
en el malestar y la enfermedad,
en las limitaciones intelectuales
y en la aridez, en el silencio del corazón.
Solamente entonces Tú sabrás que te amo,
aunque yo mismo no lo sepa.
Pero eso basta. Amén.
Es la oración y actitud más genuinamente evangélica. La más libertadora. La más pacificadora. No hay anestesia que tanto suavice las penas de la vida como un "yo me abandono en Tí".
Ponte en presencia del Padre, que dispone o permite todo, en actitud de entrega. Puedes utilizar como fórmula: "hágase tu voluntad" o "en tus manos me entrego".
Como disposición incondicional, debes reducir a silencio la mente que tiende a rebelarse. El abandono es un homenaje de silencio en la fe.
Vete depositando pues, en silencio y en paz, todo aquello que te disguste: aspectos de tu persona, enfermedades, ancianidad, impotencias, limitaciones, personas próximas que te desagradan, historias dolientes, memorias dolorosas, fracasos, equivocaciones...
Puede ser que, al recordarlos te duelan. Pero al depositarlos en las manos del Padre, te visitará la paz.
En tus manos, oh Dios, me abandono.
Modela esta arcilla,
como hace con el barro el alfarero.
Manda, ordena, ¿qué quieres que yo haga?
Elogiado y humillado, perseguido,
incomprendido y calumniado,
consolado, dolorido, inútil para todo,
sólo me queda decir a ejemplo de tu Madre:
Hágase en mí según tu palabra.
Dame el amor por excelencia,
el amor de la Cruz,
no una cruz heroica, que pudiera satisfacer
mi amor propio;
sino aquellas cruces humildes y vulgares,
que llevo con repugnancia.
Las que encuentro cada día
en la contradicción,
en el olvido, el fracaso, en los falsos
juicios y en la indiferencia,
en el rechazo y el menosprecio de los demás,
en el malestar y la enfermedad,
en las limitaciones intelectuales
y en la aridez, en el silencio del corazón.
Solamente entonces Tú sabrás que te amo,
aunque yo mismo no lo sepa.
Pero eso basta. Amén.
ORACION DE ABANDONO-(2)
Padre,
en tus manos me pongo,
haz de mi lo que quieras.
Por todo lo que hagas de mi,
haz de mi lo que quieras.
Por todo lo que hagas de mi,
te
doy gracias.
Estoy
dispuesto a todo,
lo acepto todo,
con tal de que Tu voluntad se haga en mí
y en todas tus criaturas.
No deseo nada más, Dios mío.
lo acepto todo,
con tal de que Tu voluntad se haga en mí
y en todas tus criaturas.
No deseo nada más, Dios mío.
Pongo
mi alma entre Tus manos,
te
la doy, Dios mío,
con todo el ardor de mi corazón
con todo el ardor de mi corazón
porque
te amo,
Y
es para mi una necesidad de amor
el
darme,el entregarme
entre tus manos sin
medida,
con infinita confianza,
porque Tu eres mi Padre.Amèn
con infinita confianza,
porque Tu eres mi Padre.Amèn
(adaptado por Ignacio Larrañaga)
Ambas oraciones son muy hermosas.
ResponderEliminarMuchas gracias.
Es un modo maravilloso de orar.
ResponderEliminaraunque tarde---agradecemos y nos sustentan vuestro comentarios y colaboraciòn en visitarnos-esperamos no desmaye su entusiasmo si le hemos sido de su agrado en nuestro contenido.Pedimos para usted y familia muchas bendiciones.gracias fraternas-LOS EDITORES
Eliminar