177. REFLEXION: “Cuidense de la HIPOCRESÌA”, dice el SEÑOR”




,” la multitud rodeaba a Jesús en tan gran número, que se atropellaban unos a otros. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos:

"Cuídense de la levadura de los fariseos, es decir de la hipocresía. Porque no hay nada oculto que no llegue a descubrirse, ni nada secreto que no llegue a conocerse. Por eso, todo lo que ustedes hayan dicho en la oscuridad, se dirá a plena luz, y lo que hayan dicho en voz baja y en privado, se proclamará desde las azoteas.

Yo les digo a ustedes, amigos míos: No teman a aquellos que matan el cuerpo y después ya no pueden hacer nada más. Les voy a decir a quién han de temer: Teman a aquel que, después de darles muerte, los puede arrojar al lugar de castigo. Se lo repito: A él sí tienen que temerlo.

¿No se venden cinco pajarillos por dos monedas? Sin embargo, ni de uno solo de ellos se olvida Dios; y por lo que a ustedes toca, todos los cabellos de su cabeza están contados. No teman, pues, porque ustedes valen mucho más que todos los pajarillos"
.( Lucas 12, 1-7)

REFLEXION:

Cuídense de la levadura de los fariseos”. (Lucas 12, 1)
Jesús enseñó a sus discípulos el significado de la vida cristiana, y al instruirlos, les dijo que, por ser discípulos, enfrentarían oposición tanto interna como externa. Cristo sabía que sus discípulos tendrían que conocer el amor de Dios y confiar en su protección, para que permanecieran firmes cuando fuesen puestos a prueba. Los discípulos tenían que llegar a venerar y adorar a Dios, porque él es el único juez verdadero.
Todas estas razones movieron a Jesús a decir a sus discípulos que se cuidaran de la “levadura de los fariseos”, es decir, de la hipocresía. Cuando se mezcla la levadura con la masa, el efecto se extiende a toda la masa.
Con este ejemplo, Jesús decía que las enseñanzas de los fariseos parecían muy convincentes, pero que su conducta estaba marcada por la hipocresía, por lo tanto sus discípulos tenían que mantenerse atentos para no contaminarse con el espíritu de los fariseos. Lo mismo vale para todos los maestros de moral: su vida práctica ha de ser una demostración de lo que enseñan.
Cristo quería que sus discípulos supieran que podían confiar plenamente en la protección de Dios. Les dijo que el Señor no olvidaba ni siquiera a los pajarillos, que casi no valían nada (Lucas 12,6), y si Dios cuidaba tan bien incluso a las aves pequeñas, ¿acaso no cuidaría más a sus hijos? Cuando San Lucas escribía estas palabras de Jesús, es posible que haya pensado en la persecución que sufrían los creyentes de su época, a quienes se les exigía renegar de su fe en Cristo.
Todos los cristianos debemos examinarnos para ver qué frutos estamos dando. ¿De santidad, de justicia? ¿O de hipocresía y corrupción? Al final, Dios revelará todo lo que haya en el corazón y la conciencia de cada uno.
 Es importante, pues, que tú y yo nos examinemos frecuentemente y, si nos desviamos del camino, debemos reconocerlo de inmediato, arrepentirnos y cambiar. El Señor nos cuida y nos protege de las adversidades y de la persecución, pero si por la hipocresía y la infidelidad nos apartamos de su lado, levantamos una barrera entre nosotros y la protección del Señor.

Fuente: “La Palabra entre Nosotros”


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